|  No  es fácil encontrar en Madrid una iglesia semejante al Santuario de Ntra. Sra.  del Perpetuo Socorro. De hecho representa, como su santuario de Roma, “la  manifestación pública, es decir, la presencia en el panorama urbanístico de la  ciudad, de un gusto artístico que, en el resto de Europa, se había ido  afianzando ampliamente desde mediados del siglo XIX” (A. F. Caiola, 357). Se  trata del estilo neogótico religioso de finales del siglo XIX. Había  surgido, al menos en parte, como reacción contra el purismo reinante hasta  entonces y con un sentido de  austeridad. Fue el que escogieron los Redentoristas para la iglesia de su casa  central en Roma (1855-1859) siguiendo los planos del arquitecto inglés George  J. Wigley, que acentuaba el primer neogótico nórdico. En esa iglesia fue donde  tuvo lugar la instauración del culto a Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro el 26 de  abril de 1866. Quizá  por eso llegó a ser  el neogótico un estilo redentorista en la segunda mitad del siglo XIX. Se debió  al “arquitecto de Ntra. Sra. del Perpetuo  Socorro”.
 Nos  referimos a Gustave Knockaert, hermano  redentorista belga, conocido como el Hermano  Gerardo. Había nacido en Courtrai el 16 de junio de 1845, y murió en  Mouscron el 17 de marzo de 1928. Siguiendo el ejemplo de su tío Eduardo  (1829-1909), redentorista desde 1860 y ebanista, carpintero y constructor de  órganos de profesión, entró en la Congregación del Santísimo Redentor en 1865  con una buena preparación como carpintero y escultor. Desde que hizo su  profesión el 1 de mayo de 1874 hasta 1880, trabajó con su tío en las diversas  obras que los Redentoristas tuvieron que realizar en Bélgica, Francia y  Holanda. Después se convirtió en el "arquitecto de Ntra. Sra. del Perpetuo  Socorro". A él se deben, en efecto, los planos de los santuarios que tiene  en Madrid, París (Ménilmontant), Mulhouse, Sables d'Olonne y Santiago de Chile;  y la remodelación (1898-1900) de la iglesia de S. Alfonso, en Roma. También  intervino en la construcción de la Casa de S. Joaquín, en las obras que León XIII  había mandado hacer en los palacios Lateranenses, y en las que los  Redentoristas iban a realizar en Scala, Saint-Amand, Wargnies, Namur, etc. En  la iglesia de S. Alfonso trabajó en colaboración con el H. Maximiliano Schmalzl  (1850-1930), pintor redentorista. (Cfr. Analecta  C.SS.R, 7 (1928) 354-359). 
 La preocupación de estos artistas consistió  fundamentalmente en lograr un estilo más decididamente gótico acentuando la  verticalidad de las estructuras y añadiendo elementos arquitectónicos y  decorativos propios del gótico clásico (torres, bóvedas, ventanales, arcos  ojivales, etc.) y del neogótico nordeuropeo fin de siglo (sobre todo del  arquitecto inglés George Edmund Street + 1881). A su influjo, en efecto, puede  deberse, en el exterior del edificio, la combinación de la piedra blanca con el  ladrillo y granito produciendo un bicromatismo muy característico.
 La  verticalidad de las formas arquitectónicas externas, sobrias y austeras en  materia les y estructuras, se prolonga en su interior. En él se acentúan las  líneas góticas en pilastras, arcos apuntados u ojivales, bóvedas de crucería,  vanos, galerías, naves y capillas laterales, convirtiendo la alzada de cada  parte en auténticos dibujos geométricos (sobre todo cuando está adecuadamente  iluminado) y creando espacios más amplios que en el primer neogótico a base de  galerías sobre las naves laterales, convenientemente comunicadas por escaleras  internas con la planta de la   iglesia. Se hacían necesarios por el aflujo creciente de  fieles que suscitaban la devoción a la Virgen del Perpetuo Socorro y el  ministerio pastoral de los Redentoristas. A todo ello hay que añadir, como  puede verse en las fotografías antiguas de nuestro mismo santuario, la  decoración, los muebles y los objetos de culto que, dentro de un estilo acorde  con la arquitectura, creaban un ambiente propio: púlpito, altares,  confesonarios, lámparas, candelabros, vidrieras, pinturas, ornamentos, etc. Y  como centro de todo, el presbiterio con el trono de la Virgen en el centro del  retablo mayor. Cf. Antonio Federico Caiola, Il  neogotico a Roma: la chiesa di Sant’Alfonso de’ Ligorio e le sue  trasformazioni, en Rossana Bossaglia e Valerio Terraroli (a cura di), Il Neogotico nel XIX e XX Secolo. Atti  del convegno... Pavia 25-28 settembre 1985, vol. II, Mazzotta, Milano 1989,  357-366. |